La implicación del director David Fincher en esta serie ya es un gran reclamo que deja entrever por donde van a ir los tiros, aunque literalmente no haya ninguno. Y precisamente esta es la mejor parte de esta pseudo ficción inspirada en varios personajes reales, la ausencia de acción y el ritmo pausado con el que se desarrolla una trama cocida a fuego lento que se dedica a mezclar un proyecto de investigación científica, que quiere averiguar las motivaciones de los psicópatas, con la resolución de casos que surgen sobre la marcha.
Este modo poco llamativo de contarnos la historia hará que el espectador medio, acostumbrado a vibrantes aventuras fantasiosas medievales o adolescentes, se aburra con las continuas escenas llenas de largos diálogos que describen crímenes atroces capaces de ponernos los pelos de punta solo haciendo uso de palabras. Esto es posible gracias a un espléndido elenco que aporta su granito de arena para estremecernos y asombrarnos en una serie que en realidad es una profunda y elaborada presentación de su protagonista, dejando el listón y las expectativas muy altas de cara a la ya confirmada segunda temporada.
Mi puntuación: 8/10