El thriller policíaco y el drama familiar confluyen en esta serie de la BBC durante tres temporadas y dieciocho capítulos que bordean la excelencia. Sally Wainwright y Sarah Lancashire, la primera como creadora/guionista y la segunda como protagonista, forman un tándem casi imbatible: Wainwright muestra gran talento y habilidad al combinar intriga criminal, verismo y melodrama sin renunciar a ciertas notas humorísticas, socarronas se podría decir, que proporcionan una loable aura de autenticidad. Lancashire se incrusta con convicción envidiable en el personaje de la sargento de policía experimentada, de vuelta de todo, inmersa en una problemática personal que la condiciona y trastorna, pero que nunca acaba por doblegarla.
Situada en West Yorkshire, una población de entorno semirural y a la que denominan irónicamente el "Valle feliz" porque la armonía no es precisamente lo más característico en esa parte de Gran Bretaña. Una comunidad propicia a la violencia soterrada, dónde las mafias y la delincuencia campan por sus respetos frente a unas fuerzas policiales sobrepasadas con demasiada frecuencia. Entorno que la serie refleja con acierto, sin excesos a la hora de mostrar los hechos, aunque muchas veces los temas tratados puedan prestarse a ello. Un entorno, como decimos, en el que los personajes se mueven con desigual fortuna, pero siempre haciendo hincapié en la verosimilitud. Ese propósito también se alcanza gracias a unos diálogos directos, creíbles, plenos de la lógica oportuna que cualquier persona acierta a entender y a identificar sin esfuerzo. Es, a fin de cuentas, el tipo de serial que tradicionalmente han convertido en puntera a la ficción televisiva británica.
Puntuación @tomgut65: 8/10