En una época en que
estaban de moda las películas donde un psicópata se dedicaba a matar
adolescentes estúpidos surgió esta película que, usando la misma base, le dio
un giro a la fórmula convirtiendo al destino en el asesino de turno logrando
algo medianamente inteligente. El ritmo es muy alto de inicio a fin sin dar un
respiro al espectador y como suele pasar en este mundillo sólo queda enturbiada
por la sucesión de pésimas secuelas con las que nos han estado bombardeando
hasta la fecha.
Mi puntuación: 6/10