Casi cuarenta años después de ganar su segundo Oscar, Maggie Smith sigue demostrando lo portentosa actriz que es, transformando con su talante y desparpajo, una insípida película en algo con más sabor de lo que un poco arriesgado guión pretende. La historia, siempre amable y campechana, no capta demasiado nuestra atención, y aunque hace uso de algún que otro recurso peculiar, todo se desarrolla dentro de los cánones de una correcta comedia inglesa, con actuaciones formales incluidas. Una furgoneta cinematográfica, que con otra conductora al volante, se saldría descontroladamente de la carretera.
Mi puntuación: 5/10