Entró con mal pie esta serie de zombis en su primera temporada, sus detractores hicieron mayor ruido mediático que sus partidarios, incluso se auguró la cancelación. Los agoreros se equivocaron de parte a parte y acabó llegando una segunda entrega en la que las productoras, encabezadas por la especializada en cine "trash" Asylum, decidieron invertir algunas pelas más y aumentar empaque visual y argumental.
La cámara al hombro, la concisión y el salvajismo siguen la estela de la entrega anterior, que precisamente son los hechos diferenciales con otras propuestas del género, pero introduciendo diálogos y situaciones explicativas en mayor medida. Porque es el minimalismo, la ausencia de pedantería existencialista o aspiraciones pseudoartísticas y que vaya directamente al grano en la acción y la brutalidad lo que da a este serial de redivivos sus principales, quizá únicos, ganchos, que no son moco de pavo. Una recomendación: no se encariñen con ningún personaje que aquí no se salva ni el apuntador.
Puntuación @tomgut65: 6/10