No busques originalidad ni un guión profundo, estamos ante el típico largometraje de psicópata perturbado cuyas motivaciones son lo de menos pero que está dotado de un carisma que te hará aplaudir cuando acabe con sus inocentes víctimas. Los autores de este thriller de acción buscan descaradamente la complicidad del público mediante el uso irónico de recursos muy trillados que funcionan desde un punto de vista cómico, gracias prácticamente en su totalidad a la labor de su protagonista masculino. No hay que darle más vueltas, si te dejas cautivar por el irrefrenable atractivo de este asesino ten por seguro que te hará pasar un buen rato.
Crítica de Ravenheart