Las dos anteriores temporadas habían dejado muestras de lo que podía dar de sí esta celestial serie que en su segunda entrega había perdido un punto de frescura que por suerte se recupera en esta tercera que durante doce capítulos no deja de dar giros de guión para ofrecernos nuevas situaciones inverosímiles en localizaciones cada vez más disparatadas. El sexteto protagonista copa aún más todos los minutos y escenas graciosas, haciendo que el resto de personajes sean más secundarios que nunca convirtiéndose en meras comparsas de las excentricidades cada vez más extremas que presenciamos.
De entrada puede parecer que toda la locura reinante sea solo una excusa para desviar nuestra atención de que el rumbo que han perdido sus personajes también ha contagiado a los guionistas, pero conforme se acerca el episodio final vamos viendo por donde van a ir los tiros de cara al futuro. Y sinceramente, no parece que la cosa pueda mejorar mucho ya, aunque con las posibilidades que ofrece este universo místico, quien sabe con que nos sorprenderán, algo que averiguaremos aunque acabemos en el infierno.
De entrada puede parecer que toda la locura reinante sea solo una excusa para desviar nuestra atención de que el rumbo que han perdido sus personajes también ha contagiado a los guionistas, pero conforme se acerca el episodio final vamos viendo por donde van a ir los tiros de cara al futuro. Y sinceramente, no parece que la cosa pueda mejorar mucho ya, aunque con las posibilidades que ofrece este universo místico, quien sabe con que nos sorprenderán, algo que averiguaremos aunque acabemos en el infierno.
Mi puntuación: 6/10