La sutileza no ha sido el punto fuerte del director de Vivarium, ha ido derecho al meollo de la cuestión y ha hecho de su última película un ejemplo notorio de previsibilidad. Eva Green pone de su parte toda la implicación posible, ella logra sobresalir en cualquier proyecto en el que aparezca, y la presencia inquietante de la menuda actriz filipina Chai Fonacier merece también consideración. El recelo con el film nos lo despierta la escasa sutilidad mencionada y el nulo clima sobrenatural o terrorífico que plasma en pantalla. Valoramos el mensaje diáfano de crítica al capitalismo salvaje, la cara negra del neoliberalismo manifestada en la explotación de los trabajadores en países del tercer mundo, pero como muestra del género no podemos darle la misma valoración. Seguro que Lorcan Finnegan lo seguirá intentando y en las salas estaremos para ver su trabajo.
Puntuación @tomgut65: 4/10
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