Parece que las ideas que inspiraron las dos primeras temporadas han empezado a desvanecerse, haciendo que sus personajes sufran preocupantes consecuencias argumentales y cayendo en errores de otras series más convencionales como son el olvido o la propia reiteración.
Por ejemplo, Luis ha desaparecido y ya no tiene trama propia, ahora son su mujer y sus vástagos quienes copan el protagonismo con líneas narrativas de interés bajísimo. Pedro sigue en la misma dinámica en su casa con un nuevo y tópico añadido, y en su trabajo repite situaciones del pasado que ya han sido explotadas. Santi quizás tenga la historia más divertida que solo sobrevive unos pocos capítulos para luego atascarse en zona de nadie. Y lo de Raúl ya alcanza niveles tan altos de descerebramiento que uno no sabe como tomárselo, si reír, llorar o darle un guantazo.
También es curioso que la propia serie caiga en algunos clichés machistas sobre los que pretende satirizar, haciendo que su mensaje sea confuso, y dando la impresión de querer contentar y captar a quienes crítica, mostrando escenas y situaciones para disfrute del sexo masculino. Quizás habría que volver a los orígenes para encontrar de nuevo el foco del que surgió una serie, que si pierde la gracia y la ironía, lo que quedará será un producto hecho únicamente con, por y para hombres.
Mi puntuación: 4/10
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