La ascensión al trono del shakesperiano monarca inglés Enrique V y su campaña en Francia centran esta cinta histórica de Netflix. Basada en un guión original y no en la célebre obra teatral del insigne bardo como cabría esperar, destaca ante todo por excluir cualquier atisbo romántico de glamour facilón -podría ser un desfile de princesas y reyes enjoyados y una sucesión de estampas guerreras con brillantes armaduras- para recrearse en el realismo sucio y sombrío, un entorno en que el joven soberano no halla más que traición y violencia en una época en la que el mundo era así de áspero, ciertamente. El nuevo niño bonito de Hollywood, Timothée Chalamet, encabeza el elenco acompañado, entre otros, por el talentoso en alza Robert Pattinson en un breve pero jugoso papel, y que al no gozar ambos de los hermosos versos escénicos de Sir William se han de esmerar con unos diálogos en los que privan la efectividad narrativa sobre la épica y el lirismo. Corrección, verismo y entretenimiento bien conjugados, nada que objetar pero poco que ensalzar más allá de eso.
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