Ser padres no es un trabajo sencillo, lo cual se complica aún más cuando llega al mundo un nuevo miembro de la familia y el antiguo rey de la casa no lo lleva demasiado bien. Esta situación tan cotidiana es diseccionada a través de los ojos de un niño de cuatro años que haciendo uso de la fantasía, indaga en las motivaciones de los diferentes personajes del núcleo familiar mientras navegamos en el tiempo y el espacio. Este planteamiento, que de entrada puede parecer complicado, en realidad está ejecutado de un modo muy ligero, inocente y ante todo muy emotivo, y aunque en su primer tercio parece no llevarnos a ningún destino trascendental, poco a poco descubrimos que se está haciendo un hueco en los corazones de los adultos, que es a quienes realmente está enfocado este precioso y enternecedor largometraje de animación.
Mi puntuación: 7/10
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