En lugar de una nueva versión de La matanza de Texas, los directores de Al interior han dejado prácticamente de lado el slasher para innovar a la hora de contarnos el origen del famoso asesino enmascarado que da título a la película. Para ello han elaborado un enigmático juego de ratón y el gato en que el propio espectador es partícipe, y lo han introducido en una especie de road movie adolescente. Una original propuesta que funciona parcialmente en sus primeros compases y teniendo en cuenta quien es el auténtico protagonista, resulta mucho menos terrorífica de lo que debería ser.
Mi puntuación: 5/10
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