De entrada parece que estamos ante una comedia diferente con una premisa graciosa e incluso original, pero con el paso de los minutos esta sensación se va desvaneciendo por culpa de chistes desfasados sobre homosexuales y porros, en los que el acento argentino del noventa por ciento del reparto es la baza humorística principal. En cuanto a los actores, si bien Darío Grandinetti consigue su objetivo de ponernos de los nervios con un personaje ciertamente agudo, a Imanol Arias no se le ve tan cómodo y suelto como cabría esperar junto a un desaprovechado Hugo Silva que luce en las escasas ocasiones que aparece. Una película un pelín caótica con secundarios que van y vienen y que se precipita hacia un confuso y apresurado epílogo.
Puntuación @lagabar83: 4/10
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