La frescura de la primera parte es difícilmente repetible pero no por ello Tommy Wirkola y su equipo de chalados noruegos dejan de sorprender a los amantes del descacharre sangriento. Esta nueva entrega de nazis resucitados, enfrentados para la ocasión con redivivos soviéticos, es una vuelta de tuerca más en la que toda locura es válida y que obliga al espectador a ejercer de cómplice incondicional de las absurdas ocurrencias nórdicas propias de una mente super-friqui. Sin prejuicios, esa es la única manera de ver y disfrutar de sangre y vísceras a tutiplén pero sabiendo de antemano donde vas a meterte.
Puntuación @tomgut65: 6/10
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