Luc Besson se ha puesto el disfraz de Stanley
Kubrick para traernos una película existencial de acción que pretende contarnos
algo grande pero sin arriesgarse lo suficiente como para conseguirlo. Su
cortísima duración y estilo "videoclipero" hacen que se vea más
rápido de lo previsto, aunque eso no evita preguntarse el por qué de muchos
acontecimientos de difícil explicación. Lo que queda es una experiencia fugaz
que al menos no nos deja con la sensación de haber perdido el tiempo y en la que Scarlett
Johansson tiene el absoluto protagonismo por encima de la profundidad de la
historia.
Mi
puntuación: 5/10
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