Cogiendo la formalidad de "El padrino" y
la idea genérica de "Infiltrados", pero aún así con identidad propia,
esta película surcoreana nos ofrece una sorprendente dosis de buen cine de mafiosos
gracias a su cuidadosa dirección con una oscura puesta en escena y a unas sólidas actuaciones a la altura de las
circunstancias. Además su guión lleno de giros argumentales y diálogos ingeniosos
mantienen enganchado al espectador en todo momento haciendo que sus más de dos
horas de duración transcurran ágilmente y te lleven a un contundente final que deja con ganas de más.
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