Para mi es sin lugar a dudas la obra cumbre del director Tony Scott gracias a unos diálogos cargados de humor y mala leche y
sobre todo a un Bruce Willis que lo
borda en su papel habitual, el de listillo y duro agente de la ley acabado,
es decir, John McClane con otro nombre. Drogas, armas, explosiones,
corrupción, fútbol americano, frases ingeniosas, chulería suprema, malos muy
malos y malos muy tontos, son algunos de los ingredientes que conforman uno de
los mejores thrillers de acción de los noventa que siempre apetece ver pasen
los años que pasen.
Mi puntuación: 8/10
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