Cine de cárceles virtuales. Podría ser un nuevo subgénero inaugurado por esta película francesa que encabeza la estrella gala Adèle Exarchopoulos, lo mejor con diferencia de la función. Nuestra heroína se faja con los malos en una futura Francia fascistizada; en eso la cinta no esconde sus querencias izquierdistas, además y por extensión el ecologismo no puede faltar a la cita. Pues eso, muchas ínfulas políticas y sociales, todo legítimo y comprensible en tiempos de polarización, pero el resultado es largo y tedioso, además de reiterativo, más de dos horas a base de machaconas escenas de represión, torturas, manipulaciones y todo eso tan visto en el cine político con mejores formas y modos habitualmente. El factor ciencia ficción es superfluo, solo es un añadido que pretende ser novedoso y anticipador, como un aviso para navegantes no comprometidos políticamente. Si estás concienciado te reafirma en tus convicciones, y si no lo estás no te servirá de mucho, ni tan solo de entretenimiento.
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