La época dorada de uno de los actores cómicos más famosos y talentosos de la historia del cine nos dejó, en un fructífero mil novecientos noventa y siete, esta película de consumo comercial, mientras que ese mismo año, Robin Williams estrenaba también El indomable Will Hunting, que le valió su primer y único premio Oscar. Dos caras opuestas de la misma moneda que demostraban de lo que era capaz y de su versatilidad, ofreciendo en este caso una interpretación muy física llena de caídas, golpes y explosiones varias, junto al invento y al amigo Flubber, que/quien da título al largometraje, y que curiosamente aparece más bien poco. Y si en términos lúdicos cumple por los pelos, la historia que sirve como excusa, centrada más en el romanticismo que en la ciencia, no saca el partido suficiente, ni a su actor principal ni al pringue verde que le acompaña, dejando para la posteridad una comedia de cierto renombre pero que podría haber dado mucho más de sí humorísticamente.
Mi puntuación: 5/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por comentar!
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.