Ocho capítulos forman esta miniserie donde comparten protagonismo el acusado, con diferencia la parte más dramática de la historia, y su abogado defensor, el cual aporta un toque más "cómico" dada su peculiar personalidad. Ambos actores lo bordan en sus papeles, el primero, Riz Ahmed, nos ofrece una camaleónica interpretación que hace evidente la transformación física y mental de su personaje a lo largo de la serie con un trabajo impactante. El segundo, un veterano John Turturro, quien sufre una serie de calamidades que si bien no aportan mucho a la trama principal, aportan un punto de vista diferente y distendido al modo de narrar los hechos.
Más allá de las interpretaciones, otro de los puntos fuertes es un argumento lleno de dicotomías y dilemas morales, que si bien no explica nada de nuevo dentro de los subgéneros judiciales y carcelarios, sí que retrata a una sociedad llena de prejuicios, y hurga en la herida de las lacras que arrastran los sistemas y estamentos gubernamentales, al menos en Estados Unidios. En resumen, una serie que engancha gracias a su bien ritmo y al carisma de unos personajes que no son ni blancos como la leche, ni negros como la noche, ni todo lo contrario.
Mi puntuación: 7/10
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