Un Londres bohemio, de luces de neón, donde todos los sueños son posibles, se convierte progresivamente en una pesadilla en la que los fantasmas del pasado exigen justicia. Lo que parece el usual retrato psicológico de una joven en busca del éxito acaba siendo un relato de terror en una sugerente propuesta de Edgar Wright, director de Zombies Party y Baby Driver. Un juego de contrastes entre el pasado, unos años sesenta idealizados, y el presente más cercano a la realidad, y en el que el género fantástico irrumpe con fuerza y convicción, sin desentonar en absoluto y para descolocar al más pintado. Las actrices principales, Anya Taylor-Joy y Thomasin MacKenzie, brillan como nunca, ellas solas ya justifican el precio de la entrada.
Puntuación @tomgut65: 7/10
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