Hugh Grant, el otrora héroe de la comedia romántica, se convierte en un diabólico asesino, aunque siempre desde la más elevada cortesía británica, porque para matar no es necesario perder los buenos modales y el mejor gusto posible. Un tratado, aparte de un psychothriller, sobre la impostura de las religiones, de todas sin distingos, y de la realidad que se esconde tras ellas. Además de inquietarnos como se debe nos hace reflexionar acerca de nuestras convicciones religiosas, si las hubiera, o cualquier otra certeza existencial. No es algo a lo que nos tenga acostumbrados el cine comercial y en eso reside su mayor valor; por lo demás un thriller psicológico con los sustos y giros habituales del género, pero que salta la pantalla para interpelarnos con cuestiones menos mundanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por comentar!
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.