Los deseos centran la trama de este largometraje de animación creado para transmitir un mensaje parcialmente bonito, pero sobre todo para que Disney haga autobombo y homenajee sus propias producciones, algo que se confirma en, posiblemente su mejor parte, los créditos finales. Y es que la historia no tiene nada de especial o mágico, con una previsibilidad preocupante y unos personajes estereotipados carentes de todo carisma. Lo que sí resulta llamativo para los espectadores españoles es el diseño de los escenarios donde se desarrolla la acción, del vestuario y de algunas coreografías, inspirados en localizaciones, trajes y bailes de nuestro país, que como mínimo sirven para mantener nuestra curiosidad, a lo largo de una película que solo provoca indiferencia.
Mi puntuación: 4/10
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