El impacto reciente de X ha animado a su director Ti West a reincidir rápidamente en una precuela. De entrada, cabría pensar que insiste en los mismos cauces de la primera, esos que tanto gustaron a público y crítica, incluidos nosotros mismos, pero la realidad es algo diferente, ahora prima el aspecto psicológico y emocional sobre el sexo y la violencia. El efecto de un entorno opresivo, intolerante y de unas ilusiones truncadas en una psique dañada crean las condiciones óptimas para la eclosión de la locura en forma de sangre y muerte. Una teoría quizá no del todo ortodoxa, aunque sí efectista, eso que en el cine funciona tan bien. Aun así, que los amantes del slasher no se inquieten, toda esa tabarra psicológica queda en nada en cuanto llega lo bueno: las hachas, los cuchillos y demás instrumentos de matar. La sangre, pueden creernos, llega al río, faltaría más.
Puntuación @tomgut65: 6/10
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