Da igual donde estrenen una película de Michael Bay o de Ryan Reynolds, ambos harán lo mejor, y quizás lo único que saben hacer. El realizador americano, cegarnos con un sinfín de acción impecablemente dirigida cargadita de efectos especiales, eso sí, con alguna escena realmente original y muchos planos contrapicados a cámara lenta marca de la casa. El actor canadiense, deleitarnos con su repertorio de humor cínico y satírico que tan bien le está funcionando estos últimos años, y rodearse de varios secundarios con el carisma justo y necesario para no eclipsarle en pantalla. La consecuencia de todo esto es una cinta con argumento genérico, mínimamente entretenida y de visionado omisible.
Mi puntuación: 5/10
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