Toda esta película es un homenaje al cine negro clásico, ese cine en el que los gangsters, matones y demás mafiosos eran una fauna sin futuro, o con un pasado que les demandaba redención o venganza. Esto último, vengar la muerte de su hijo, es lo que obliga a un sicario retirado a volver a la acción. Su voz en off, cómo requiere todo film noir que se precie, nos va narrando los motivos de cada una de sus acciones y los recuerdos de otros tiempos mejores. A la postre este género siempre ha estado plagado de perdedores con un pie en la tumba, un fatalismo inevitable que empapa siempre a sus protagonistas. La noche y la lluvia, también ineludibles, son el escenario para aproximarse a otras referencias más recientes, Tarantino o John Woo, en una obra proveniente de Italia que desprende un aroma a buen cine y a nostalgia.
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