Pocas veces veremos algo tan intrigante, vibrante y motivador que haya sido realizado con elementos tan escasos como son una centralita telefónica, un magnífico actor y una sucesión incesante de voces que dejan que sea nuestra imaginación la que recree unos hechos que nos mantienen pegados a la pantalla, y sobre todo a los altavoces. Todo esto condensado en menos de hora y media, en la que incluso hay momentos para la reflexión, mientras asistimos a un thriller auditivo de tomo y lomo que nos hará subir por las paredes, pero que también goza de su dosis de drama personal y familiar, consiguiendo conmover, sorprender y confirmar, que muchas veces, menos es más.
Mi puntuación: 8/10