Dentro del loable espíritu de reconciliación con el pasado a base de mirarlo de frente que es una de las corrientes del cine coreano contemporáneo encontramos esta obra, un thriller político contado con nervio, en el que los turbios hechos relacionados con la muerte de un estudiante bajo la custodia de la policía van llegando gota a gota a los medios, mientras la historia dibuja las vidas de tantas personas anónimas que ayudaron en el difícil paso de la dictadura a la democracia en Corea del Sur. Es una película intensa, brillante, bien rodada, aunque en ciertos momentos (pocos) roce el exceso de melodrama. Y es que la historia no está construida solamente por grandes hombres y mujeres, sino también por los ciudadanos de a pie que la hacen cada día.
Puntuación @cineEnCines: 8/10
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