Hacer un nueva película en la que se enlaza a Chucky con la domótica es una idea feliz, que se aprovecha con brillantez, humor muy negro y mucho sentido del ritmo en esta nueva entrega, de las mejores de la saga. Se da una razón verosímil para que un juguete pueda comportarse de forma inquietante, y un contexto para que pueda manejar su entorno, y su proceso de aprendizaje y autoconciencia, así como el retrato de un vecindario de clase media baja, de explotación laboral son dolorosamente reconocibles. Las citas a otras películas de género, el equilibrio racial y personajes femeninos autosuficientes están integrados con habilidad y sin estridencias, como corresponde a un producto como este, cine comercial, inteligente y atinado. Enésimas partes a veces son buenas, muy buenas.
Puntuación @cineEnCines: 8/10
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