Los autores del Ministerio de Magia buscan el Obscurial que provocó grandes problemas en la entrega anterior. Y merced a esto nos reencontramos con los personajes principales de su antecesora, y conocemos a un joven y carismático profesor Dumbledore. El universo mágico sigue siendo sofisticado y sugerente, un placer para la vista y la imaginación, y lleno de encanto hasta en los menores detalles, pero esta vez la acción y el montaje han perdido fuelle, intentando contar muchas subtramas a la vez, hasta llegar a un final que no cierra ninguna de ellas, dejando claro que estamos ante una transición enfocada a la próxima película, en la que esperamos que Rowling recupere su brillantez habitual.
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