Del confuso y divagador modo que acababa la primera temporada arranca esta segunda en la que no sabemos muy bien por que ocurren ciertas cosas ni el motivo por el que se comportan de un modo u otro ciertos personajes. Pero conforme avanza la historia, y los propios protagonistas aclaran sus ideas y fijan sus objetivos, los espectadores empezamos a tener más claro que está pasando, y lo más importante, que hay que hacer para desenredar la maraña multiversal que se está fraguando. De este modo asistimos a la maduración y a la reafirmación de Loki, y como completa su transformación de villano a superhéroe con tres capítulos finales que se convierten en lo mejorcito que Marvel Studios ha rodado para televisión, e incluso en general últimamente, teniendo en cuenta la patente escasez de originalidad de años recientes.
Quizás Tom Hiddleston haya decidido despedirse del dios del engaño, que hasta el momento era un secundario simpático y malote, pero lo que nos deja para la posteridad es uno de los personajes mejor desarrollados y con el que más nos hemos encariñando dentro del UCM. Por no hablar de la relevancia del importantísimo legado ficticio que deja; sus acciones significan un antes y un después en el pasado, presente y futuro de la multitud de universos que contiene esta franquicia, y quizás sean una tenue esperanza para rememorar sensaciones que hace demasiado que La Casa de las Ideas no nos hace sentir.
Mi puntuación: 7/10
Cronología completa del Universo Cinematográfico Marvel