Pasiones soterradas, amores no declarados, pero, a la vez, indestructibles que dejan un recuerdo trufado de añoranza y posibilidades truncadas. El cine romántico llevado a la máxima expresión y ya convertido en clásico, llegado desde Hong Kong en el inicio del presente milenio, tan alejado de los que dieron, y dan, a su cinematografía -los John Woo o Jackie Chan por citar algunos- tanta fama y dinero. Porque la cinta de la que hablamos es pura sensibilidad, una visión estilizada, y alegórica, de la soledad, la infidelidad y la dignidad. No es casualidad que se halle situada esta historia en los años sesenta del pasado siglo, cuando guardar las apariencias aún era importante, sobre todo en aquella China colonial tan apegada a las tradiciones. Atemporal y amanerada, pero que no salpica, si no que cala.
Puntuación @tomgut65: 8/10