La imagen que se tiene de Rambo tras un buen número de prescindibles secuelas poco tiene que ver, en calidad y mensaje de fondo, con esta película que inició la saga. Para empezar, lo que sienten los personajes importa, sobre todo su protagonista, quien solo busca sin éxito, aceptación e integrarse en la vida civil, con momentos de alto nivel interpretativo por parte de Stallone. Además de criticar la hipocresía de la sociedad americana mediante un juego del ratón y los gatos, en el que la muerte está menos presente de lo esperado y los traumas florecen continuamente. En definitiva, un drama de acción, único, imperfecto y aún así efectivo y bastante creíble, que bien hubiera merecido el final alternativo que se rodó para evitar toda la incoherencia y locura que vino después.
Mi puntuación: 8/10