Siguiendo la dinámica de la anterior temporada, volvemos a encontrarnos con un protagonista que continuamente está al límite de sus posibilidades física y mentales, aunque esta vez acompañado en sufrimiento por otros personajes que también reciben de lo lindo mientras asistimos a unas cuantas peleas donde todos los implicados están hechos polvo y deberían haber muerto como mínimo un par de veces. Esto ya deja entrever que el nivel de violencia es bastante elevado y que en cada capítulo hay al menos una escena de acción digna de mención.
Pero a pesar de que muchos momentos son realmente sangrientos y beligerantes, en general, la historia compuesta por dos tramas principales, se hace un tanto larga, con episodios de casi una hora que cuesta finiquitar, y con dos antagonistas que o bien estiran el chicle de la primera entrega o no ofrecen nada que no hayamos visto anteriormente en producciones similares. Por suerte el carisma de Bernthal como "El Castigador" consigue mantener el interés justo para ver los trece capítulos de esta segunda y última temporada.
Mi puntuación: 5/10