Cuando un anciano crítico cultural se entera que su gran amor está recluida en un sanatorio con Alzheimer, trama un plan para recuperarla. Hemos visto antes películas sobre el amor y el olvido, algunas de ellas muy dolorosas, como el Amor de Haneke. Este no es el caso, se nos ahorran los aspectos más tristes de la enfermedad, y vemos sólo una residencia idílica y una mera falta de recuerdos de personas limpias y magníficamente cuidadas. Pero si se acepta el tono de cuento dulce e inofensivo, se disfruta la buena actuación de Bruce Dern, de la ternura de su relación con Caroline Silhol, se agradece que actores de edad consigan papeles tan lucidos y se sale del cine con una sonrisa.
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