En su defensa hay que decir que esta comedia no pretende ni de lejos ser verosímil ni realista, y que la situación de un pueblo que pretende cambiar de país para tener beneficios económicos es solamente un pretexto para la acción, y para el retrato de personajes. La académica guapa pero ausente, el enamorado secreto, la madre entrometida, el alcalde ambicioso, el pelota de turno y sobre todo los cabezotas maduros enconados y fraternalmente confrontados. Los tópicos se suceden uno tras otro, en situaciones cada vez más fantasiosas, y lo hacen con cierta gracia. En resumen, la película solo pretende entretener de forma ligera, inofensiva y olvidable, y eso lo consigue.
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