Una serie de personajes, muy sofisticados, muy bien vestidos tienen conversaciones educadas y larguísimas sobre temas relacionadas con el mundo virtual y el negocio editorial, con los que se podría escribir un ensayo, entre vinos, buenas comidas y lances sentimentales. Al tiempo, y de manera implícita, el director entrega, una teoría sobre el matrimonio, la pareja y la fidelidad, que es lo que verdaderamente impulsa la acción. A pesar de que el reparto es excelente, se echa de menos, entre todo esto, que los personajes estén bien definidos y que sean creíbles y creen identificación, con la excepción de Leonard, interpretado por Vincent Macaigne, que ese sí, es querible y apreciable, en toda su torpeza y su crisis existencial.
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