No es que esta sitcom se haya caracterizado nunca por su originalidad ni por tener unos personajes carismáticos, simplemente tiraba de la simpatía y de la inocencia de sus tramas y reparto para entretenernos con mayor o menor éxito. Una apuesta casi segura que ha agotado la fórmula en esta penúltima temporada reciclando tramas añejas y otorgando más minutos a una realmente sosa y prescindible Megan Fox, quien no ha encajado nunca en un grupo cuyos mejores momentos han llegado a raíz de paranoias y locuras puntuales de subtramas secundarias.
La evolución de los cinco protagonistas de la serie a lo largo de los años es palpable, y en esta sexta entrega los guionistas se han centrado en estabilizar sus vidas, lo cual ha provocado que también se estanquen los niveles de risas, que sin haber sido nunca demasiado altos, eran más habituales en entregas anteriores. Podríamos decir que esta ha sido la auténtica temporada final de la serie, ya que la siguiente contará con tan solo ocho episodios que servirán para contarnos hacia donde se ha dirigido la vida de unos personajes a los que se les coge cariño, aunque tampoco echaremos de menos cuando desaparezcan.
Mi puntuación: 4/10