Incómoda película, no por las diferentes malformaciones que nos presentan, algunas más reales que otras, sino por alguna escena escatológica prescindible y sobre todo por plasmar la hipocresía de nuestra sociedad con un toque de humor negro y mucha ironía. Y este es el mayor logro del debut de Eduardo Casanava como director de cine, arriesgarse con un tema difícil de ver y asumir, con unos personajes que viven en un mundo, casi literalmente de color de rosa, donde las apariencias no engañan, y la crueldad, incluso entre los propios afectados, forma parte de su vida diaria. Un alegato que va más allá de lo que se ve a simple vista y que mejora exponencialmente conforme se acerca al desenlace de las diferentes historias que nos presentan.
Mi puntuación: 7/10