Esta película nos introduce en una reunión familiar de esas que se hacen
eternas, con tres generaciones encerradas entre cuatro paredes, cuando
un deseo de solemnidad por la ocasión contrasta con las minucias y los
conflictos de la convivencia cotidiana. La larga duración de la película
es un instrumento más de la narrativa, y como tal muy efectivo para que
el espectador se vea inmerso en la espera, la impaciencia, la
claustrofobia de puertas que se cierran constantemente, en un escenario
reconocible con toques berlanguianos ,en el que el humor negro y la
complicidad entre los personajes dulcifica algo la angustia por los
pequeños absurdos de la existencia. No es una película fácil, pero sí
buen cine.
Puntuacón @cineEnCines: 7/10
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