Extracto de la entrevista que realizamos a Rúnar Rúnarsson, director de Sparrows (Gorriones) en el Hotel Las Meninas de Madrid.
Rùnar Rúnarson tiene un aspecto tranquilo y una mirada azul e intensa. Piensa sobre las preguntas que se le hacen y responde despacio, meticulosa y concentradamente, es fácil imaginarlo dirigir con la misma dedicación, y conseguir así los excelentes resultados que consigue.
- Su película da una impresión general de melancolía, ¿es ese el tono que quería comunicar al espectador?
En esta cinta quiero comunicar que la vida está hecha de muchos elementos diferentes: Suceden cosas terribles y tristes, pero también hay momentos de luz. Es como la vida, donde la tristeza convive con momentos de alegría y es eso lo que quiero comunicar, que la vida está llena de contradicciones y contrastes, que hay momentos muy malos, pero también, al final quiero transmitir un mensaje de esperanza.
- La naturaleza, también, a pesar de su belleza, se muestra como dura y hostil.
En esa parte del mundo se tiene una relación de amor/miedo con la naturaleza. La naturaleza proporciona el sustento, y puede ser muy amable, con esas extensiones de césped en las que tumbarse a descansar. Pero también puede ser terrible, las rocas son escarpadas y pueden cortarte y lastimarte. También es peligrosa, a pesar de que la tecnología ha avanzado mucho y que los barcos son más robustos y seguros, aún hay muertes en el mar todos los años. Esa relación de respeto, amor y miedo es la que he querido mostrar.
- En Sparrows no hay música de fondo, ni banda sonora como tal. La música que escuchamos es casi exclusivamente la voz de Ari, empezando por el comienzo de la película, de una belleza extraordinaria. ¿Qué significan en la película las escenas en la que Ari canta?
En los distintos momentos tiene diferentes significados. Al principio es una presentación del personaje, en la escena en la que canta solo en el tanque es un momento de reflexión y ensimismamiento, más tarde es un modo de consuelo, de dulcificar el dolor de la pérdida. Al espectador, además, se le da un tiempo para descansar un poco de la acción, un momento de tranquilidad para asimilar lo que está pasando.
- Ari se encuentra con un mundo adulto muy duro y tiene que tomar decisiones difíciles. ¿Cree que es difícil para los adolescentes enfrentarse al mundo adulto en este momento?
Siempre lo ha sido. Ese momento en el que los jóvenes dejan la infancia y empiezan a ser adultos es un momento complicado, es como cuando aprender a andar, te caes y tropieza varias veces antes de saber hacerlo. Los tabús y peligros siempre han existido, no obstante, y la fuerza interior de Ari le permitirá reaccionar como lo hace e ir al encuentro de la esperanza de la que hablaba antes.
- Por último quería hablar de sus actores. ¿Cómo hace la dirección de actores y obtiene resultados tan convincentes?
Los jóvenes no son profesionales, en su caso lo importante fue conseguir un reparto adecuado. Los elegí yo mismo, entre varios cientos de candidatos. En cuanto a los adultos, les entregué, antes de ver el guión, videos de otras películas, mías y de otros directores, indicándoles los resultados que quería conseguir. En general, me interesa más que trabajen con sus emociones y su corazón que con técnica. Ensayamos las escenas sin cámaras hasta que están casi perfectas, y sólo entonces hago tomas. Procuro no hacer muchas tomas porque las emociones pierden fuerza, en mi opinión, si se usan de manera repetida. Mi intención es conseguir un resultado lo más natural posible, y por eso el estilo es casi de documental, haciendo que la atención no esté en los recursos estilísticos, sino en las personas
- Por último, después de esta maravillosa película, ¿tiene algún proyecto más?
Tengo, como siempre, varios a la vez, en estadios distintos, siempre tengo proyectos pero no hay ninguno en rodaje actualmente.